A lo largo de 2009 se han recuperado grandes cantidades de instrumentos de cerámica, hueso, metal y piedra. Entre los recipientes cerámicos destacan los destinados al almacenamiento (grandes orzas de hasta 1 m de alto), cocina (ollas) y consumo de alimentos y bebidas (cuencos y copas). También se fabricaron con arcilla un conjunto de figuritas de cuadrúpedos – posiblemente bueyes o toros – conservadas fragmentariamente. Se trata de una de las raras representaciones simbólicas de El Argar, que sólo han aparecido en algunos poblados.
En algunas cabañas de la fase inicial y en los grandes edificios posteriores se han encontrado pesas de telar de arcilla que ilustran la importancia de la producción textil. Parte de los instrumentos óseos, en forma de punzones-lanzaderas, también fueron utilizados en la confección. Otros objetos se realizaron sobre marfil, probablemente de procedencia africana, como son los botones con una perforación en forma de V.
Los instrumentos de piedra incluyen molinos, morteros, moldes de fundición, martillos, afiladores, alisadores y percutores, entre otros. La mayoría fueron hechos con rocas locales, como conglomerados, areniscas y cuarcitas, aunque es de destacar el empleo frecuente de rocas volcánicas procedentes de entre 10 y 30 km de distancia (andesita, basalto, dacita, traquita) para la producción de molinos. Los cuchillos y dientes de hoz de sílex llegaron a La Bastida como productos acabados y fueron usados casi en exclusiva para la siega. Para las demás actividades que exigen corte (trabajo de la madera, hueso, piel, carnicería, etc.) tuvo que recurrirse a instrumentos de cobre.
La mayoría de los objetos metálicos, ya sea en cobre, bronce o plata, han aparecido como ofrendas en tumbas. Destacan las hachas, punzones, una alabarda, brazaletes, anillos y pendientes.